No hay otra cosa más gratificante que, al terminar una sesión de aprendizaje con mis participantes, valorar con ellos la importancia, significado y utilidad, para la propia vida, de lo analizado durante la misma.
Esta semana estuvimos trabajando sobre el Concepto de Educación. Y es que conceptos sobre este particular hay muchos, y de eso pudieron percatarse mediante sus consultas, pero ha sido mi intención motivarles para que vayan más allá y puedan ser autores de un concepto situado, culturalmente pertinente y que parta de una epistemología cercana.
Iniciamos el trabajo leyendo las conclusiones de los análisis de las lecturas realizadas a propósito del tema. Posteriormente aplicamos, emulando el método socrático, la mayéutica al concepto, ¡Qué reto!
Los participantes iniciaron su ejercicio de elaboración de un concepto de Educación, entendiéndola como Proceso, una serie de pasos, etapas que se siguen durante un tiempo determinado para el logro de un objetivo o fin. Pero este proceso va vinculado al mismo proceso existencial de la Persona Humana, educación y vida van de la mano, una acompaña a la otra permanentemente, se desarrollan armónicamente, desde el inicio de nuestras vidas hasta su ocaso final.
Dando un paso adelante al hecho de concebir a la educación como proceso le sigue que, este es ante todo un Proceso de la Persona Humana, y aquí detuvimos el ejercicio para analizar ahora el sentido y significado de Persona Humana.
Partimos de una reflexión, cuyo objeto fue la autocomprensión de cada uno. Iniciamos el debate acerca de aquello que nos caracteriza, nos distingue y nos hace ser únicos. Disímiles fueron los aportes, difícil la reflexión sobre un término que siempre se ha dado por sobreentendido y que, en muchos casos, hasta ahora, no se había “pensado” sobre su significado.
Noté mucho estupor e inquietud en el auditorio. ¿Preguntarnos acerca de nuestras características y dimensiones como humanos?; aquel ¿Quién soy yo?, no sólo desde una perspectiva psicológica o afectiva, sino compleja y total, no había sido un ejercicio antes realizado.
Miradas que esquivaban la mía, silencio, temor, dudas… todas esas sensaciones y actitudes se observaron por un rato, hasta que algunos participantes decidieron dar sus aportes, caracterizándose a sí mismos como realidad Biológica, Psicológica, Social, Cultural y Espiritual.
Complementamos esa reflexión precisando que, la educación es un hecho humano, que toca, incide, transforma, perfecciona, cada una de aquellas dimensiones de la persona. Lo dicho, ha despertado muchas inquietudes, por cuanto hasta ahora la educación era concebida por ellos como el acto de “enseñar”, convirtiéndose ahora en un proceso de transformación y perfeccionamiento de la persona humana en todas sus dimensiones.
Nuestra sesión de trabajo terminó y fijamos como meta del próximo encuentro, complementar colegiadamente el concepto de educación que iniciamos en la actividad de esta semana.
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