jueves, 30 de junio de 2011

EDUCAR DESDE LA POBREZA - I parte - Nuestros Lectores Opinan.


Profesora Carmen Cecilia Pineda
Subdirectora de Postgrado
Universidad Simón Rodríguez.
San Carlos. Venezuela.


Saludos a Tod@s. Transcribo para Ustedes las impresiones, ideas y opiniones de nuestra querida Profesora,  Carmen Cecilia Pineda,  a propósito de nuestro artículo "EDUCAR DESDE LA POBREZA (I Parte) - reflexiones sobre mis experiencias educativas-".

Mil Gracias por su aporte,  Profesora Carmen.  Unidos, Podemos. 





Saludos Profe. 

Recibí tu mensaje, sin embargo no me atreví a responder de inmediato a tus reflexiones. Tuve la necesidad de pensar antes de escribir, no por la complejidad del tema, sino por el contexto humano en el que el mismo se desarrolla.

Para iniciar debo afirmar que me causo alegría darme cuenta que existen otros colegas que más que ver a un estudiante con carencias cognitivas que debe adquirir habilidades y destrezas en un determinado campo del conocimiento, ven a un ser humano, con talento y posibilidades que busca desesperadamente, y muchas veces, en forma inconciente, salir de la oscuridad en la que están sumergidos. Lamentablemente, la mayoría de nuestros participantes arrastran sobre sus hombros “morrales llenos de plomos” que no les pertenecen, sin embargo les han sido adjudicadas, sin preguntarles, mucho menos con su consentimiento.

Esa realidad que observaste en tu clase de Filosofía de la Educación, es una realidad que se multiplica y que se ve reflejada en muchos de nuestros participantes. Muchas veces, al igual que tu, he sentido que la tristeza me invade, sin embargo he aprendido que frente a la cruda realidad que vivimos, como educadores tenemos el deber de servir, no solo mediando experiencias de aprendizajes que ayuden a adquirir determinados conocimientos y destrezas, sino que además permitan que esos proyectos de vida, que no siempre se corresponden con lo que quieren nuestros muchachos y muchachas, resurjan en ellos en la conciencia de que son seres humanos capaces de transformarse interiormente,  pues esto les permitirá cambiar su manera de pensar y de vivir.

Obviamente, y pensando nuevamente en tus reflexiones, si queremos que nuestros participantes sean críticos, participativos, solidarios, cooperativos, entonces nuestro hacer educativo tiene que ser crítico, participativo, solidario y cooperativo, lo que indica que debemos educar en y para la participación, en y para la solidaridad….es decir, debemos aprender y enseñar a ser, lo cual implica asumir el acto educativo desde lo que planteas como “Educar desde la Pobreza”.

Creo que educar desde esta perspectiva implica crear escenarios de aprendizaje que ayude a cada persona a conocerse, a quererse a valorarse, tal como es, para entonces emprender el camino de su perfeccionamiento hacia la plenitud, donde las debilidades se conviertan en retos de superación. También implica educar en la convivencia, donde “los morrales” son compartidos para hacer más liviano el camino.

En relación a la interrogante que planteas, honestamente, pienso que tenemos frente a nuestros ojos un gran reto, que consiste en platear nuevos caminos que lleven a la reconfiguración de un nuevo ser que se regenera en sí mismo, con autenticidad, por supuesto esto pasa por transformar nuestros pensamientos y por ende nuestro sentir y hacer, lo cual implica que más que un método que nos permita ver un producto final, centremos nuestro hacer educativo a mirar y a convivir de verdad con ese otro y esa otra que camina junto a nosotros en la esperanza de un futuro mejor.

También creo necesario seguir contagiando, por lo que veo, estás en ese camino y si te soy sincera eso me reconforta, pues necesitamos humanizar nuestro hacer educativo, y esto es una forma de hacerlo. Personalmente a través de Cátedra por la Vida y los cursos que me son asignado, estoy intentando, en forma sistemática educar en la convivencia, en el respeto, en la solidaridad, acompañando los contenidos teóricos con vivencias y reflexiones que nos acerquen a ese ser que una vez que ingresa a nuestra universidad tenemos el deber de ayudar, de motivar, a transformar…

Sueño que al final de mi carrera tenga la certeza de que contribuí con formar profesionales excelentes, pero fundamentalmente sueño que quienes egresan de nuestra casa de estudios, ostenten el título de personas sensibles y soñadoras, lo cual le dará la inmensa posibilidad de seguir mejorando su hacer día a día. 

Querido amigo, es largo el camino, pero le invito a caminar junto, a seguir contagiando y le aseguro que nuestros morrales serán más livianos.   Animo…

Saludos…. Espero leer la II parte de tu artículo.

Carmen…


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